Río Lí,
apacible y claro
Dejando aromas en su arteria
Asonadas de mariposas modulan
en montículos teñidos de siluetas frondosas
Mentes inspiradas, moldean sueños encendidos
de aldeanos que entre redes
capturan, cazan y plantan en cordel traslucido
mientras, las gaviotas comen
Ojos quiméricos, vislumbrando, gemas en tundras mojadas
por moldes de colinas
cuando, dioses vigilan el tiempo que vuela
Enmudeciendo, seres de otros mundos
donde atónitos callan
Es el rio Li
preñado de jades con almendras tonalizadas
a la mirada del sol
Piraguas
Colmadas de hombres que llevan chisteras a bordo
Palpan, en los días el alimento en el horizonte
y
el tiempo que se va
Frontera entre India y Pakistán
Jadeos en colas tumultuosas
Alborotados
en ruidos turbulentos
de tropeles matizados
en vientos radiantes
Matronas
mozas y doncellas pintadas
Machos, de turbantes coloridos
Vigorizan
velada desde las alturas
Lienzos simbólicos de lado a lado
Esquinas, alborotadas tatarean
en alturas
entre Pakistaníes e Indios
Guerreros
En frontera
hacen alto al cortejo diario
cabalgan, saltan y brincan
La brisa mueve signos de paz y de goce
Allí
el éxtasis
abraza a la armonía ventilada
Camino a Machupichu
Entre lomas y atajuelos
Lapislázuli, brilla
en el espacio enclavado, de cúspides
y callejuelas peladas accidentadas
brotadas a la mirada, de seres pasmados
Sierra arriba, Cuzco
Se aposentan, libélulas, en telarañas mal olientes
de techados rojos, menguados por los días
Escondida, en sus sienes salvajes
de montañas puntiagudas y nebulosas
laberintos de guijarros levantados
por sudorosas manos
y hombros, atestados de ampollas coloridas
Acorralada entre ruinas decrépitas, en la loma
Machupichu
rocas, entrañables
meteorito ó asteroide
ó quizás, turrones
donde las palabras tiemblan
y las miradas callan
Hombres huidos, tejen misterios de incas caídos
en fuerte , volado hoy
Chinos saborean (Haicús)
Predios al aire
hojas rebosadas
mirada del sol
Aromas se esfuman
Chinos saborean
campos verdosos
En humedales
libélulas olfatean
hojas secas
Jarrones llenos
de té espolvoreados
calman sosiegos
Sabiduría
Dioses y diosas chinas
quimera del té
Cobijada en la ansiedad
Observo
en el amanecer tu hombría
es el ansia permanente de sentirte
cuerpos
colmados de astucia se desvelan
unos
brazos, ondean el huracán
de vientos enloquecidos
Hamaca de colores
se ventila ante el placer
y el goce
Se
escucha el aleteo de los pájaros
y el vibrar de los suspiros
Pieles enmudecidas
jadeos
de besos rojizos
ante
el sudor del placer
en el silencio
de una mañana
que se va
Fuerte de oro
Brillante hasta la sombra
espejo habitable, oro resplandeciente
Océano, lleno de mantras que se miran
en la transparencia, de un de un espejo
en un bosque lleno de gaviotas, fugaces
y esplendorosas cuando la belleza asedia
Fuerte de oro, lleno de paz
mitigando angustias asonadas
en turbantes coloridos
Fosforeciendo
las noches alumbradas
Allí, pies descalzos relampaguean
en murales, de guirnaldas luminosas
Seres sedientos
colman efigies a gargantadas y moduladas
Campos inundados de felicidad, dando calma
Cúpula soleada
espejo, de almas
aturdidas en tumultos envueltos
hacia el nirvana
paseando por la eternidad
amamantando, el día que llegará
Arhuaco
Pieles extenuadas
entre neblinas dispersas
Sierras rocosas, camino a la sierra
arboles envejecidos en humedales del tiempo
Aguas cristalinas, olores silvestres
de hierbas cansadas silenciadas
majan
machacan
y mastican
Mentes volátiles inspiran
vallenatos tatarean
idos
alucinados
tejedores de sueños, en telares al aire
mochilas de secretos cocinados
distraídos
vestiduras carcomidas por el óxido
bajo el manto opaco de la bruma
Espacios impregnados de enigmas
saboreados por el trecho, quebrada abajo
botones se esconden
donde la calma fantasea
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